viernes, 31 de diciembre de 2010

Lámpara votiva - LXIX


Ciertamente, el último resulta ser siempre nuestro auténtico Primer Amor.

Historias del diario vivir - V (fragmento)


Jugando a Ernesto Cardenal, te escribí una carta que decía:

Si algún día te perdiera yo a ti,
tú y yo habremos perdido:
yo porque tú eres la que yo más amo
y tú porque yo soy el que te ama más.
Pero de nosotros dos yo perderé más que tú:
porque (¡quién sabe!) otras podrán amarme a mí
pero yo no podré amar a nadie más que a ti.

martes, 28 de diciembre de 2010

Lámpara votiva - LXVIII


Escucha, reina mía, el ahogado retumbo del gong doliente de mi corazón que a toda hora te invoca.

jueves, 14 de octubre de 2010

Lámpara votiva - LXVII


Me equivoqué en todo tal vez, menos en amarte.

Lámpara votiva - LXVI


Como los rayos del sol que atraviesan sin pena la densa pared de sombras y nubes de la noche agónica; así te pido, amor mío, que descorras la cortina de dudas y esperas que anegan mi alma para que pueda yo bañarme de tu presencia multánime.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Lámpara votiva - LXV


Necio corazón mío, querer retener a quien únicamente al cielo pertenece.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lámpara votiva - LXIV


Todos se han ido ya y el silencio se enseñorea en mi corazón; ¡sé benigna con mi pena!

sábado, 28 de agosto de 2010

Para quererte más


Que tu rostro en la luna

se refleje siempre,

para quererte más.


Que tu regazo sea

mi cobijo permanente,

para quererte más.


Que en tus labios

palpite mi sangre,

para quererte más.


Que no exista día, noche,

ni camino, ni adiós, ni llegada;

que en el Universo

seamos sólo tú y yo

(chispas de un mismo fuego

y fuego de una misma sangre)

hic et nunc

y siempre

y más todavía

uno solo …

¡para quererte más!


Lámpara votiva - LXIII


Sólo a ti te lo podía decir porque sólo tú dejas todo lo que estás haciendo para escucharme y te quedas mirándome con esos ojos tan tuyos de ti que son míos, y que me miran como si tú fueras yo mismo. Sólo a ti te lo podía decir: que te amo, que quiero darte mi vida, mis días y mi aliento, que quiero abrazarte por fuera y por dentro. Te lo dije y tus labios se encendieron como un ramillete de claveles encarnados, y tu alma me dijo que “sí”.


Lámpara votiva - LXII


Desde que estás allí, la muerte es ahora bella.

martes, 20 de abril de 2010

Lámpara votiva - LXI


Sin tu mirada
(mi luz y mi refugio)
todo es tiniebla.

sábado, 17 de abril de 2010

Lámpara votiva - LX


Con energía de pedernal
y dulce primor de alfarero,
fuiste forjando tú,
con tu dulzura y tu querer,
tu paciencia y tu seguridad,
y la fe de quien todo lo puede,
mi ser, mi amor y mis días.

viernes, 16 de abril de 2010

Lámpara votiva - LIX


Vano ha sido tu triunfo,
muerte,
fugaz tu conquista.

Nada has conseguido,
olvido.

viernes, 9 de abril de 2010

Lámpara votiva - LVIII


Fuera día o no,
a tu lado siempre era
amanecer.

sábado, 3 de abril de 2010

Lámpara votiva - LVII


¡En cada instante, en cada edad y en cada amanecer, vagué insomne queriendo encontrarte! Y me pareció vana mi búsqueda. No llegaban tu mirada, tus manos, ni tu beso, ... Al fin, como un jubiloso relámpago apareciste en mi vida y supe del porqué de mis latidos y mis trabajos. Hoy que ha vuelto el extravío, persigo a tientas un rendez-vous evanescente en lontananza.

Lámpara votiva - LVI


Luz, lágrima, laúd.
Oráculo, océano, oblación.
Universo, utopía, unción.
Refugio, río, romanza.
Donación, destello, danza.
Esplendor, esencia, elegía.
Señora mía, mía, mía.

sábado, 27 de marzo de 2010

Lámpara votiva - LV


De noche, tu jazminero
de tibia y pura esencia,
trepa mi retirada ventana
y me habla dulcemente de ti.

Y la flor del alhelí,
su alta y fragante hermana,
repite con insistencia:
"Te quiero", "Te quiero".

jueves, 25 de marzo de 2010

Lámpara votiva - LIV


Extraño, y otra vez desolado, va cayendo este otoño sin tu tierna piel de jazmín queriendo avecindarse en mi costado.

sábado, 20 de marzo de 2010

Lámpara votiva - LIII


Cansado vivo ya de estar vivo
muriendo -como Teresa- porque no muero,
comiendo, resignado, este inútil trigo
y bebiendo un agua que no sé si quiero.

Voy de aquí para allá, y yerro
-ala inmóvil, lluvia estéril-
sin poder resolver el misterio
de este aliento cada vez más débil.

domingo, 7 de marzo de 2010

Lámpara votiva - LII


Camino de tu corazón.
Interminable y polvoriento
itinerario que sofoca.

Hospedería
para mi fatiga,
ya no hay.

Señora mía,
mi buena y dulce samaritana,
dame a beber
esa agua de resurrección
que anida en el pocito
de tus manos divinas.

Lámpara votiva - LI


Subí y bajé las escaleras
buscando tu casa.

(Cuadra seis, cuarto piso.
Revolvióse mi corazón,
cual fiera ciega.)

Quise besar las gradas
que me llevarían hasta ti
y el arañazo desgarrador
de la nostalgia
me dijo que
ya no estabas.

Lámpara votiva - L


Guardo tu pañuelo
-brevísimo jirón del cielo-
muy junto a mí.
Lo aliso entre mis manos
y me bebo todo el perfume
de tu recuerdo,
en un solo sorbo desesperado.

domingo, 21 de febrero de 2010

Lámpara votiva - XLIX


Aún quedaban
apacibles tardes de sábado
y palpitaba aún,
en nuestros labios,
una multitud
de besos fantásticos.

Enternecidos "te quiero"
persistían ansiosos
por ser pronunciados
al oído,
en tardes estivales.

Casi todo
quedaba por vivir.

Ahora,
la rompiente marea,
los vientos y los pájaros,
han vuelto
y

no vuelves.

sábado, 20 de febrero de 2010

Lámpara votiva - XLVIII


Sin tu cabecita sobre él, mi pecho es como una guitarra de pozo profundo, llena de viento afónico y amnésico de pretéritos acordes.



martes, 16 de febrero de 2010

Deja que, con tus trenzas, ...


Deja que, con tus trenzas,
me teja yo un largo brandal
para subir hasta las estrellas
donde te pueda besar y besar.

Subiré muy alto, muy alto,
donde nada me pueda alcanzar
y allá arriba, cuando estemos solitos,
nos volveremos otra vez a enamorar.

Y de tanto abrazar y besarnos,
nos habremos de dormir juntitos,
recordando cuando tú me decías, quedito:
"Ni la muerte nos podrá separar".


miércoles, 3 de febrero de 2010

Lámpara votiva - XLVII


Débil banderola es mi alma, flagelada por la múltiple y feroz borrasca del desamparo, aunque siempre aferrada al mástil firme de tu recuerdo.


jueves, 14 de enero de 2010

Madre, cuéntame un cuento ...


Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

Dime, madre, ¿en qué mar,
en medio de qué vientos,
la volveré a besar?

Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

Dime, tú que sabes, madre,
¿en el umbral de qué amanecer
estará ella esperándome al fin?

Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

Anda, madre, dímelo, por favor,
¿cuándo será que sus manitas blancas
se posarán en mi frente
y borrarán mi dolor?

Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

Anda, madre,
dímelo ahora
que yo no sé esperar:
Llegada que sea la hora
¿la veré nuevamente
hermoseada de seda
y más bonita aún y más todavía
que aquel infinito día
cuando sus labios benditos
avivados por el más puro carmín
quisieron decirme que "Sí?

Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

lunes, 11 de enero de 2010

Lámpara votiva - XLVI


Imposible será
decir cuánto te quiero
con apenas 27 letras.

domingo, 10 de enero de 2010

Lámpara votiva - XLV


Mi oscura vida
tendrá su amanecer
cuando tú llegues.

sábado, 9 de enero de 2010

Historias del diario vivir - IV


Maestra y alumno, profesor y discípula; así nos figurábamos que éramos ... y así éramos. Porque cuando tomábamos conocimiento de algo nuevo corríamos a decírselo al otro. Confieso que muchas veces ensayaba maneras y dilataba exposiciones sólo para prolongar en ti esa mirada que me susurraba al corazón: "Te estoy escuchando". Y recuerdo cómo me reñías cuando te pedía repetir lo que me querías trasmitir, decías entonces que tal vez no te estaba prestando atención. Y no era eso; sucedía simplemente que a mí tú me gustabas mucho y me gustaba aprender de ti (envidiando tu siempre envidiada inteligencia) y yo moría cuando tú formulabas aquella pregunta: "¿Te gusta que yo también te pueda enseñar?"

Y un día me hablaste de la confianza (o sea, de la fe). Y aquella disertación fue magistral. Me dijiste (es decir, me enseñaste) que la confianza (esto es, la fe) es una cuestión binaria: porque, o se tiene o no se tiene. No se puede confiar, o creer, en una persona, digamos, un 73.47%; ¡no! O es 100% o es nada. "Será por eso que yo soy `binario´ -te dije-: pues yo a ti te quiero 100% o no quiero más nada en esta vida". Y sonreíste con esa sonrisa tuya ciento por ciento querida y esperada. Y tu cálida mirada me invitó a recitar:

Cuando tú me hablas,
te quiero.
Cuando olvidas mi nombre,
te quiero.
Cuando no me buscas,
te quiero.
Cuando a mí te acercas,
te quiero.

(Cuando el tiempo pase
y el mar ya viejo
no repita más tu nombre,
estaré todavía en la playa
recordando tu voz.)

Así,
aunque no me quieras,
te quiero;
y aun cuando no te quiero,
te quiero.
De amor a amor
te voy queriendo
y también, al llegar, amor,
te quiero.

... Y volviste a sonreír ...

Y nos retamos a nombrar alguien en quien confiáramos según el concepto que acabábamos de establecer. Y rompimos el silencio con un beso que hasta ahora recuerdo, y me emociono leyendo unos versos entresacados de una antología de Gerardo Diego: " Creo en Dios porque es Dios. / (...) / Pero creer, creer, tan sólo creo en ti."


miércoles, 6 de enero de 2010

Paisajes para colgar en tu corazón - III


(Cabal retrato de una entrañable amiga)


"Su mirada fuerte, su sonrisa definida, ... ¡me impresionó cuando la conocí!"
Elga Pajares
(Guadalajara, México)

(Muchas gracias, querida Elga)

domingo, 3 de enero de 2010

Yo no sabía querer ...


Antes de ti,
cuando yo besaba
-si de verdad besé-
todo me sabía a nada.

Y cuando al cielo miraba
y me bañaba un resplandor,
yo nunca me figuraba
que esa luz era de Dios.

Y así mis días se iban
sin saber nada de amores;
huérfano yo me dormía
de tu piel y sus tremores.

Aunque si lo pienso bien
quién sabe en algún momento
pude experimentar tal vez
como un pálido sentimiento.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Pero la verdad sea dicha:
¡Yo no sabía querer
hasta que besé tus labios!


Paisajes para colgar en tu corazón - II


(Una nueva flor de la hermosa amistad que cultivaste)

"Cuando los sentimientos se convierten en letras, éstas forman sinfonías."

Flor de María Heredia T.
(Lima, Perú)

(Muchas gracias, querida Flor de María)