jueves, 14 de enero de 2010

Madre, cuéntame un cuento ...


Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

Dime, madre, ¿en qué mar,
en medio de qué vientos,
la volveré a besar?

Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

Dime, tú que sabes, madre,
¿en el umbral de qué amanecer
estará ella esperándome al fin?

Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

Anda, madre, dímelo, por favor,
¿cuándo será que sus manitas blancas
se posarán en mi frente
y borrarán mi dolor?

Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

Anda, madre,
dímelo ahora
que yo no sé esperar:
Llegada que sea la hora
¿la veré nuevamente
hermoseada de seda
y más bonita aún y más todavía
que aquel infinito día
cuando sus labios benditos
avivados por el más puro carmín
quisieron decirme que "Sí?

Madre, cuéntame un cuento,
que no me puedo dormir!

lunes, 11 de enero de 2010

Lámpara votiva - XLVI


Imposible será
decir cuánto te quiero
con apenas 27 letras.

domingo, 10 de enero de 2010

Lámpara votiva - XLV


Mi oscura vida
tendrá su amanecer
cuando tú llegues.

sábado, 9 de enero de 2010

Historias del diario vivir - IV


Maestra y alumno, profesor y discípula; así nos figurábamos que éramos ... y así éramos. Porque cuando tomábamos conocimiento de algo nuevo corríamos a decírselo al otro. Confieso que muchas veces ensayaba maneras y dilataba exposiciones sólo para prolongar en ti esa mirada que me susurraba al corazón: "Te estoy escuchando". Y recuerdo cómo me reñías cuando te pedía repetir lo que me querías trasmitir, decías entonces que tal vez no te estaba prestando atención. Y no era eso; sucedía simplemente que a mí tú me gustabas mucho y me gustaba aprender de ti (envidiando tu siempre envidiada inteligencia) y yo moría cuando tú formulabas aquella pregunta: "¿Te gusta que yo también te pueda enseñar?"

Y un día me hablaste de la confianza (o sea, de la fe). Y aquella disertación fue magistral. Me dijiste (es decir, me enseñaste) que la confianza (esto es, la fe) es una cuestión binaria: porque, o se tiene o no se tiene. No se puede confiar, o creer, en una persona, digamos, un 73.47%; ¡no! O es 100% o es nada. "Será por eso que yo soy `binario´ -te dije-: pues yo a ti te quiero 100% o no quiero más nada en esta vida". Y sonreíste con esa sonrisa tuya ciento por ciento querida y esperada. Y tu cálida mirada me invitó a recitar:

Cuando tú me hablas,
te quiero.
Cuando olvidas mi nombre,
te quiero.
Cuando no me buscas,
te quiero.
Cuando a mí te acercas,
te quiero.

(Cuando el tiempo pase
y el mar ya viejo
no repita más tu nombre,
estaré todavía en la playa
recordando tu voz.)

Así,
aunque no me quieras,
te quiero;
y aun cuando no te quiero,
te quiero.
De amor a amor
te voy queriendo
y también, al llegar, amor,
te quiero.

... Y volviste a sonreír ...

Y nos retamos a nombrar alguien en quien confiáramos según el concepto que acabábamos de establecer. Y rompimos el silencio con un beso que hasta ahora recuerdo, y me emociono leyendo unos versos entresacados de una antología de Gerardo Diego: " Creo en Dios porque es Dios. / (...) / Pero creer, creer, tan sólo creo en ti."


miércoles, 6 de enero de 2010

Paisajes para colgar en tu corazón - III


(Cabal retrato de una entrañable amiga)


"Su mirada fuerte, su sonrisa definida, ... ¡me impresionó cuando la conocí!"
Elga Pajares
(Guadalajara, México)

(Muchas gracias, querida Elga)

domingo, 3 de enero de 2010

Yo no sabía querer ...


Antes de ti,
cuando yo besaba
-si de verdad besé-
todo me sabía a nada.

Y cuando al cielo miraba
y me bañaba un resplandor,
yo nunca me figuraba
que esa luz era de Dios.

Y así mis días se iban
sin saber nada de amores;
huérfano yo me dormía
de tu piel y sus tremores.

Aunque si lo pienso bien
quién sabe en algún momento
pude experimentar tal vez
como un pálido sentimiento.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Pero la verdad sea dicha:
¡Yo no sabía querer
hasta que besé tus labios!


Paisajes para colgar en tu corazón - II


(Una nueva flor de la hermosa amistad que cultivaste)

"Cuando los sentimientos se convierten en letras, éstas forman sinfonías."

Flor de María Heredia T.
(Lima, Perú)

(Muchas gracias, querida Flor de María)