Para que sepas
que te estoy esperando
escribo versos.
Tengo un sueño:
como la primera vez
que sientas mi alma.
Heme despierto
al pie de tus deseos
por si me llamas.
Si tú eres playa
yo seré la marea
yendo y viniendo
sobre tu cuerpo
de niña que en amores
se rinde y sueña.
Si por ventura
despierto de este sueño
sé tu lo real.
Ya que he osado
llegar hasta tu puerta
déjame entrar.
Vivir mañana
para ver tu sonrisa
morir entonces.
Para que digas
que te quedas conmigo
quiero besarte.
Hacia mi playa
navegaba tu nave
y no sabías.
Llegaste un día
y se encendió esa luz
que nunca muere.
Por lo que has dado
de calor a mi vida
yo te bendigo.
Para que digas
que estarás allí siempre
escribo versos.
Calma mi niña
cuidaré tu descanso
sueña conmigo.
Quiero algún día
escuchar tus latidos
como eco mío.
Cuando me hablas
tus palabras ahuyentan
todas mis penas.
Que sea pronto
el mirarme-en-tus-ojos
es lo que quiero.
Que un día vuelvas
con tus dulces palabras
ese es mi sueño.
Es tu mirada
la que me dice cosas
déjala que hable.
Dime soñador
cuanto tú quieras pero
sé tú mi sueño.
Dame esa palabra
como flor de tus labios
dime sí siempre.
Mírame siempre
para que tu mirada
me purifique.
Cuando me beses
se encenderá la llama
de lo infinto.
Lo que es irreal
como en juego de infantes
haremos real.
Que sean tuyos
mi alma y mi calor
junto a tu piel.
Yo sólo pido
lo que tú quieras darme
sé generosa.
Nuestro amor fluye
y nos hace torrente
de luz y vida.
Seré quijote
de esa causa ideal
que tú encarnas.
¡Niña, despierta!
soy loco enamorado
que está a tu puerta.
Sé que no puedo
reclamarte a ti nada
pero no dejes
tan sola mi alma
sin ti la pobre no sabe
siquiera esperar.
Quiero lo dulce
que se esconde en tu alma
cuando estás callada.
Si tú supieras
lo que en mi alma despiertas
ya no te irías.
Que mi voz sea
una dulce balada
en tu corazón.
Mi frágil barca
necesita tu soplo
que le da vuelo.
Dulce esperanza
a qué casa me llevas
a qué experiencia.
A ti elevo
los deseos de mi alma
como en un rezo.
Ven a mi lado
sentémonos a escuchar
nuestros silencios.
Una cruel tormenta estalló en mi corazón y el sufrimiento
parecía irreversible, hasta que apareciste tú poblando de esperanza todos mis
cielos.