sábado, 31 de octubre de 2009
Lámpara votiva - XXVII
Corazón de niño
¿Por qué queréis arrancarme
de mis horas más queridas?
¿Por qué me despojáis
de mi ensueño más preciado?
No quiero más vuestro torbellino alucinante!
Quiero,
como un niño enfermo,
solitario en mi cuarto,
escuchar los pasos de
Ella
que llega con mi manjar preferido!
viernes, 30 de octubre de 2009
Lámpara votiva - XXVI
Un frío amanecer, los parientes y los amigos, y aun las hermanas y los hermanos, me dijeron que te habías ido y que ya no volvería a verte. Levanté, inquisidor, la mirada y entonces las nubes, las estrellas y los cielos clamaron: "¡No es cierto!"
Lo dulce del beso
Lo dulce del beso que te di
no se lo cuentes a nadie,
que nuestro amor es así
secreto y sin ningún alarde!
Fue Setiembre aquella tarde
y en tu jardín un alhelí
perfumaba más que mil mares,
¡vaya con lo que sentí!
jueves, 29 de octubre de 2009
La felicidad que te debo
La felicidad que te debo
ya no la puedo pagar!
De dónde iba yo a sacar
zafiros de finos orientes
para poder así coronar
tu dignísima y alta frente.
La felicidad que te debo
ya no la puedo pagar!
Dime tú, amor y reina mía,
de dónde iba yo acopiar
la tan delicada ambrosía
digna de tu paladar.
La felicidad que te debo
ya no la puedo pagar!
Y cómo, dime, yo ahora podría,
con esta triste alma desganada,
componer la más simple melodía,
un poema o apenas una sosa tonada.
La felicidad que te debo
ya no la puedo pagar!
Regresa a mí
Regresa a mí, mi bienquerida,
vuelve, y pon el bálsamo sagrado
sobre mi aún sangrante herida
y sana con tus besos mi costado.
Razón de mis cantares
Razón de todos mis cantares,
sangre de mi corazón,
llévame a navegar en tus mares!
Aunque sea profundo mi lloro
Aunque sea profundo mi lloro
y más doliente aún mi pena,
ya no tengo lo que imploro
y es la ausencia mi condena.
Pobre de mi corazón que gime,
lástima de mi gemir que es mudo.
Ya ni el amargo llanto me redime,
vago triste y de todo bien desnudo.
miércoles, 21 de octubre de 2009
Lámpara votiva - XXV
“Es tan grande el bien que espero que en toda pena me recreo” dicen que cantaba, por los campos de la Umbría, il poverello di Assisi. ... Que sea mi honda pena, reina mía, el justiprecio del bien que ansío.
Los días aciagos
¿Por qué había de llegar este día aciago
en que mi corazón traspasan lanzas crueles,
si yo sin tu amor, ya nada valgo
y tú sin mi amor, ya nada puedes?
¿Por qué, dime tú, amor de mis amores,
por qué decir "¡Adiós!", mi bienamada?
¿Por qué más dolor tras mil dolores?
¿Por qué tras mil heridas, otra espada?
domingo, 18 de octubre de 2009
Cartas tardías - V
Sábado nuevamente, y nuevamente
¿Después de la clase vamos al cine? … Me miras, cómplice … Sí, …¡al cine, cinemeros!
Y tú me pides la libreta de apuntes y yo me hago de rogar. Entonces pones el título de la película, unos puntos suspensivos y un círculo; dentro de él pondremos, luego de una ardua discusión, un calificativo. Llegamos, ahora sí, los dos, puntuales; nunca nos gustó llegar tarde para
He vuelto luego de muchos años, solo, a otro cinema (ya no existen nuestros cinemas), a otra ubicación, a otra función, a "otro todo” y viene a mi mente aquella canción que jamás pensamos, en aquellos días, que alguna vez iba a parecerse a nuestra historia, amiga mía, que ya no estás. Y, quise escuchar nuevamente a Leonardo Favio (http://www.youtube.com/watch?v=tLWZ-XGKM80&feature=related).
jueves, 15 de octubre de 2009
Si tú vinieras ...
Oh, si tú vinieras disuelta
en el viento de esta tarde ...
Si tú estuvieras aquí,
niña mía,
y apartaras la losa de mi precoz sepulcro,
me levantaría y me iría contigo,
con tus besos,
con tu renacer
y tu ternura,
bien seguro de haber hallado el paraíso.
Desilusión
El insomnio que tú pueblas
es un país maravilloso
donde todo es posible.
Por eso
cuando me sorprende la mañana
ojeras de desilusión
cubren mi pena.