martes, 30 de junio de 2009

Escúchame, Señor


Despojado estoy
de toda fuerza moral.

Mi alma deambula,
impenitente y fuera de sí,
como ola marina arrojada
contra la vasta crueldad
de un dolor que nunca acaba.

Sufro ... Lloro ... Contiendo ...
Me levanto ... Me abates ...
Y mis venas tiemblan
cuando escucho,
a lo lejos,
tus pasos …

Te llamo y rezo,
y te sigo sin desmayo.
Y, sin embargo, te callas ...

¡Escúchame, Señor!

domingo, 28 de junio de 2009

Fálteme el pan ...


Fálteme el pan
que ya no sacia mi hambre,
fálteme el agua
que ya no aplaca mi sed,

fálteme el aire
que ya no mitiga mi cansancio;
fálteme todo en
este mundo,
pero su recuerdo
(que es mi propia vida)
que no me falte, Señor,
jamás!

sábado, 27 de junio de 2009

Lámpara votiva - III


Sean tu amor y tu recuerdo, mi luz, hasta el día feliz del re-encuentro.

viernes, 26 de junio de 2009

Esta noche, un recuerdo

¿Te acuerdas
de nuestras tardes
en la Universidad?

(¿Por qué
no me atreví
a besarte?)

Fantasmas del pasado
pueblan mis ensueños ...

Esta noche
la luz es sólo
un recuerdo!

lunes, 22 de junio de 2009

Lámpara votiva - II


Cálmate, corazón mío; que sea apacible el instante del adiós.

Lámpara votiva - I


Amor mío, se acabó ya el dolor para el mundo. Desde que te has ido, el único que sufre es mi corazón.

martes, 16 de junio de 2009

Itinerario

Conocerte. Amarte. Hablarte.
Caminar a tu lado. Pensar en ti.
Y otra vez amarte.
Insistentemente buscarte.
Penar por tus besos ...
Perderte ...

¿Es justo este nefasto final
para mi corazón que sólo deseaba
quererte más y más siempre?

viernes, 12 de junio de 2009

Testigos de mi entrega

Te he amado;
y los jazmines
de tu jardín
han sido testigos
de mi entrega.

Te he besado;
y el eco
del recuerdo
repite nuestros besos
sin cansancio.

Cartas tardías - II


¿Sabes algo?... Me hubiera gustado escribir para ti un poema parecido a aquella cuarteta que acaban de revelar en los recién descubiertos “Papeles inesperados” de Julio Cortázar:

Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.

Porque a mí lo que me gustaba de tu cuerpo es que era mío y por eso me pasaba los días en una contemplación interminable. Y me gustaba tener tu cuerpo cerca, al alcance de mi mano, al alcance de mi vida. Porque tú eras el agua justa para mi sed, el consuelo esencial para mis penas, el trigo exacto de mi hambre y la precisa palabra de mis canciones.

¿Recuerdas que soñamos alguna vez, encontrarnos alrededor de una mesa, tú y yo escribiendo nuestras memorias?... Y así iríamos a pasar nuestros días juntos. Mirándonos, escribiendo, recordando, hablándonos, queriéndonos, sintiéndonos, amándonos, y otra vez mirándonos, y otra vez teniéndonos, … Por esto, ahora se me va la vida tocando las cosas que tú tocaste, respirando el aire que tú respiraste, … alimentándome de tu palabra, de tu lengua, de tu boca, de la exhalación de tu cuerpo flotando en nuestra casa.

jueves, 11 de junio de 2009

Ofrenda


Me asomé a las puertas
de tu oculto reino
y a tus pies dejé
c
a
e
r
mi soledad
como una flor que se desangra en sollozos.

martes, 9 de junio de 2009

Cartas tardías - I


¿Sabes que estuve largo rato esperándote?...

No había terminado de sonar el timbre de “Salida” y yo ya estaba aguardando impaciente que el Cura Inspector abriera la puerta principal del Colegio. Crucé el umbral y en un suspiro corrí hacia aquella esquina en la que tomas el autobús del diario viaje desde el cole a tu casa y viceversa. Pasaron siglos hasta que apareciste con tu uniforme azul marino y ese reborde blanquísimo que abraza tu delicado cuello, sobre el que cae precioso tu cabello recogido en ese estilo que llamas “cola de caballo”… ¡Y qué rico hueles! (perdón por el atrevimiento)... ¡Y qué no hago para coincidir contigo en la subida al autobús! ... Con prisa por auparte, la oscilante mata de tu cabello perfuma alrededor de tu pubescente cuerpo un invisible y fresco halo, en el que me apresuro a ingresar para adueñarme de tu respiración y de tu aliento en un arrobamiento mágico aunque imposible.

Mañana volveré a oficiar el rito (sin que tú lo sepas).

domingo, 7 de junio de 2009

Cuando la ciudad se duerme

Cuando la ciudad se duerme
y ya no se escucha sino
el sordo fluir de su silencio,
tu figura aparece frente a mí
más pura y fresca que nunca.

Todos duermen ...


Tu risa es sólo mía.
Tus palabras no se mezclan
con otras voces
y tus manos me pertenecen
para siempre ...

¡Bendita sea la noche
que me hace dueño
de tan grande tesoro!

sábado, 6 de junio de 2009

Bitácora de un sueño (XXXI)


Por ver tu cuerpo dibujado sobre el horizonte marino, me he anticipado a la aurora.

Flotando en la dulce ensoñación de mis correrías, he presenciado el deslumbrante furor victorioso de la luz tragándose insaciable toda tiniebla.

Sólo por verte, sólo por verte, entregaré mi vida en agonía de cansancios y tristezas.

Reencuentro

No el tallo
ni la flor,
sino la tierra.

No la mañana
ni la aurora,
sino la oscuridad.

No el tañer
ni la fiesta,
sino el suspiro.

No el mar
ni el horizonte,
sino la agonía.


Aplacada la muerte,
habrá de encenderse

la luz perfecta
del re-encuentro.

jueves, 4 de junio de 2009

Y te has ido ...

Creo que todo está perdido.
Busco por doquier
algo que me hable de ti,
como si a partir de tu presencia
se recreara el mundo.

Escudriño todos los rincones
de mi alma
en busca de recuerdos.
Miro al cielo
pidiendo a las estrellas
que me devuelvan tu rostro.

Busco la tibieza de tu sonrisa...
Por todas partes,
busco
tus manos,
tus cabellos,
tus miradas, ...

Sopla el viento.
Cae la noche
y te has ido...

miércoles, 3 de junio de 2009

Cantiga del amor serrano

I
Lejana y ausente
mi dulce serrana
de mirar ardiente.

Ausente y lejana
mi tierna paisana:
Dime,
¿dónde podré, mañana,
encontrar tu corazón caliente?

II
¡Vámonos pa´l monte,
mi serranita!

La ciudad no te gusta,
ya me lo has dicho:
quieres una casita
llena de flores
y una vaquita
de dos colores.

¡Vámonos pa´l monte,
mi serranita!

La ciudad no te gusta
ya me lo has dicho:
quieres un costurero
y un dedal de plata
y una cunita
por si hace falta.

¡Vámonos pa´l monte,
mi serranita!

III
¡Toma mi corazón,
mi señora,
es tuyo!

Ordénale danzar en torno a tu pollera,
exígele borrar la oscuridad de tus ojeras
y que prenda de todos tus cabellos
la dulzura de su ritmo pajarero.

¡Toma mi corazón,
mi señora,
es tuyo!

No tengas miedo
de imponer tus deseos
a quien estrictamente
sólo a ti pertenece.

No temas, no, por él.
Por su felicidad, no temas,
que el pobrecillo es libre
sólo cuando te obedece!

Humano amor

Secretamente
he prometido
perpetuo amor a tus ojos
y eterna fidelidad a tu boca.
De esta manera
he empezado a vivir para ti.

Paso a paso,
día a día,
me alimento
de tu dulce memoria,
de tu inmortal sonrisa, ...

Vive así,
siempre así,
humano amor,
consuelo divino,
que la sola evocación
de tu nombre
hace que yo viva todavía!

Nadie se muere por nadie


Nadie se muere por nadie. La vida tiene leyes y efectos independientes. Muchos maestros del pensamiento lo han explicado; y yo lo creo: nadie se muere por nadie.

La vida es un fenómeno incontrolable, incontenible, ineluctable. Las leyes fácticas (llamadas simplemente, naturales) se imponen a nuestra voluntad, a nuestro deseo, a nuestra más cara ilusión. No se puede evitar que los ríos fluyan, que el fuego queme, que la luz alumbre, … La vida se preserva a sí misma y, en este devenir, conserva —a favor o en contra de nuestra voluntad— el hálito vital, el flujo sanguíneo, la cadencia respiratoria, … Y así, nadie se muere por nadie; porque la vida insufla vida en cada átomo del Universo.

Por estas y muchas razones más, mi sangre, mis huesos y mi corazón seguirán viviendo. Lo sé bien ahora: nadie se muere por nadie; y por ello sé también que agonizaré durante toda mi vida.

Pueblo Libre (Lima, Perú), 30 de Mayo del 2009