¿Sabes algo?... Me hubiera gustado escribir para ti un poema parecido a aquella cuarteta que acaban de revelar en los recién descubiertos “Papeles inesperados” de Julio Cortázar:
Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.
Porque a mí lo que me gustaba de tu cuerpo es que era mío y por eso me pasaba los días en una contemplación interminable. Y me gustaba tener tu cuerpo cerca, al alcance de mi mano, al alcance de mi vida. Porque tú eras el agua justa para mi sed, el consuelo esencial para mis penas, el trigo exacto de mi hambre y la precisa palabra de mis canciones.
¿Recuerdas que soñamos alguna vez, encontrarnos alrededor de una mesa, tú y yo escribiendo nuestras memorias?... Y así iríamos a pasar nuestros días juntos. Mirándonos, escribiendo, recordando, hablándonos, queriéndonos, sintiéndonos, amándonos, y otra vez mirándonos, y otra vez teniéndonos, … Por esto, ahora se me va la vida tocando las cosas que tú tocaste, respirando el aire que tú respiraste, … alimentándome de tu palabra, de tu lengua, de tu boca, de la exhalación de tu cuerpo flotando en nuestra casa.