jueves, 27 de agosto de 2009

Ven, mujer mía


Ven nuevamente, mujer mía, a nuestra casa; llénala de claveles multicolor y déjame que prenda en el vuelo de tu falda las más preciosas gemas para que añadan música a tus pasos de reina.

Y luego, ven a sentarte a mi costado y dispongámonos a elevar, en silencio y con las manos juntas, nuestras miradas hacia Dios.

martes, 25 de agosto de 2009

Lámpara votiva - XVI


El agresivo viento de Agosto corta en mitades mi gravosa nostalgia que se desangra en ayes de irreparable orfandad.

Lámpara votiva - XV


Dios de los árboles y los bosques, apiádate de mí; que se me va la vida en lamentos al borde del nido vacío.

Lámpara votiva - XIV


Sobre los renglones torcidos de mi existencia, Reina mía, te dignaste escribir, con pulso firme y delicado, una apacible historia de amor para mí; por eso ahora no me canso de leer y besar tus cartas.

domingo, 16 de agosto de 2009

Cuando tú vivías en mi casa


Cuando tú vivías en mi casa yo era muy feliz. Éramos como dos pajaritos que se acurrucaban bajo un manto de estrellas y fantasías. Y ¡qué alegres amanecíamos cuando dormíamos juntos!


(Al despedirnos, un beso;

al encontrarnos, un beso.

Un infinito rosario de besos

fue uniéndonos para siempre ...)


Y cuántas veces, herido y con el desánimo a cuestas, me allegaba al nido con el solo anhelo de contemplarme en tus ojos y buscar en tu confortador abrazo la medida exacta de mi consuelo. Y qué bien sabías tú serenar mis abatimientos. Y cómo brillaban tus ojos cuando enaltecías hasta la más baladí de mis victorias. Nada era para mí, entonces, imposible de conseguir. Y, juntos, fuimos construyendo el nido, a una vez tierno y fuerte, y aprendimos a elevarnos hasta los confines de la vida y mirar con ilusión el futuro.


[… Silencio …]


Esta tarde fría de invierno soso, he vuelto, otra vez, a buscarte. Y ya no estabas ... Pronuncio, entonces, esta oración:


Dios de las montañas, de las estrellas y los vientos,

Amo y Señor de todo lo visto y lo creído,

Dios de todo lo posible y lo imposible,

¡devuélveme a mi pajarita!


sábado, 15 de agosto de 2009

Saber que me quieres


Reina purísima,
dueña de todo lo mío,
sosiega mis angustias.

Corona de todas mis audacias,
apacienta mis arrojos.

Reposo de todas mis batallas,
restaña mis heridas.

Y,
¡déjame,
otra vez,
saber que me quieres!

Lámpara votiva - XIII


Paso las noches, en interminables duermevelas, escribiendo y reescribiendo mis poemas, no vaya a venir mi Reina a visitarme y yo no tenga qué ofrecerle.

domingo, 9 de agosto de 2009

Lámpara votiva - XII


Cuando decidiste rendirme tus labios por primera vez, mi ser-hombre se elevó como flama incandescente por entre el montón de cenizas que era mi vida sin ti.

viernes, 7 de agosto de 2009

Lámpara votiva - XI


Mendigo de amor y pordiosero de tus caricias, yerro el camino de vuelta a casa y mi aliento se va consumiendo en tristes canciones.

Cartas tardías - III


Ayer estuve largo rato frente al portón de tu colegio esperando que nuestras miradas se juntaran y que, obedeciendo a nuestro mudo protocolo consagrado por los días y el bienquerer, tomara yo el bolsón en que acarreabas tus libros y tus lápices. Y qué feliz era yo echándome esa carga y esa responsabilidad de escoltarte para que nadie interfiriera tu camino, para que nada rozara tu tierna y leve figura; ¡ni siquiera el viento o la garúa!... Pero no llegaste.

Como no me lo creí, esperé aún más, casi hasta el anochecer. Y, claro, llegué a mi casa con el uniforme escolar empapado y el corazón en vilo: ¡había deambulado tanto por las neblinosas calles de Pueblo Libre!, …

Al final, a solas, en una noche anegada en melancolía, fue mi consuelo abrir aquella cartita en papel rosado, donde yo había copiado para ti un verso de Rabindranath Tagore:

“¡Te necesito a ti, sólo a ti!
Deja que lo repita sin cansarse mi corazón.”

Y tú, con ese detalle tan tuyo que más tarde haría que me enamorara aún más de ti, pusiste, en respuesta, el signo aritmético =, es decir “igual”. Fue entonces cuando saltó de alegría mi corazón.

sábado, 1 de agosto de 2009

Lámpara votiva - X

¡Límpido mar del amor eterno!, ¿cuándo recibirás por fin las fatigosas aguas de este río atormentado?