lunes, 15 de octubre de 2012

Letanías - IV


Que tu corazón es mi casa,
que tus manos, mi remedio,
que tus labios, mi alimento,
que tu pecho, mi cobijo,
que tu piel, mi universo,
que tus brazos, mi sosiego,
que tus ojos, mi eternidad.

Todo eso he aprendido de ti.
 

sábado, 6 de octubre de 2012

Letanías - III


Luz de mis extravíos
Origen de mis ensueños
Urna de mis caudales
Refugio de mis angustias
Dogma de todas mis ciencias
Extasis de mis dulces trances
Sagrario oculto en mi pecho

¡Acoge mi corazón
que te sueña siempre!
 

martes, 2 de octubre de 2012

Cartas tardías - VI


Empieza Octubre y me gusta la manera en que me urges a estudiar, a que cumpla con mis tareas, pues a ti te encantan mis logros. Lo sé. Y sé también que te gusta retarme; decir, por ejemplo, que has leído alguna obra antes que yo, con el preciso objetivo de ponerme a leer apuradamente. Así fue con "Los Perros Hambrientos" de Ciro Alegría. El libro era mío y tú me lo habías pedido prestado (y de esto, me di cuenta solamente cuando el profe de Literatura Peruana nos lo indicó como lectura obligada). Ya que lo tuve de vuelta, no quisiste hacer ningún comentario; "Para no prejuciarte", dijiste. Durante los dos días que me tardó la lectura, tuve una espléndida doble experiencia intelectual: un mágico viaje por impresionantes parajes del Ande peruano (que imaginé cajamarquinos) y una travesía de ilusionado explorador jalonada por esas traviesas, tiernas y cuidadosas anotaciones, ora subrayando, ora resaltando los nombres de los personajes; un asterisco aquí o una doble aspa allá o una flechita acullá, o un recortado papelito de colores escondido en cualquier página en el que escribiste, con un estilo tan tuyo: "K toy!", fueron haciendo más amena e iluminando esa mi tarea escolar.

Cumplimentada que fue la obligación, nos entretuvimos comentando los episodios más conmovedores de la obra, aunque no recuerdo todo lo que dije al narrarte mi experiencia de novel lector. Al pasar los años, eso sí, tengo vivo el recuerdo de tu dulce turbación cuando te dije que para nosotros es que habían sido escritas esas frases, que recité enamorado: "Dos contra la desgracia son cuatro" o "El corazón, sobre todo, es una tierra siempre húmeda y fiel" o "... los tiempos trágicos son pródigos en resurrecciones"... ¿Te acuerdas?

Lámpara votiva - CXXIII


Desafíote,
Muerte. Sé que Ella allá
por mí espera.